De mi super poder

Yo no elegí vestir mi corazón de negro,
ni pintar mis mañanas de color gris.

No elegí el momento para que te marcharas
dejando mi alma descolorida y errante.

No elegí el vacío de mi existencia
ni el marrón oscuro que tiñe mi capacidad de entender los por qués sin respuesta.

No me permitieron colorear mi vida.

Pero sí he descubierto que puedo poner color a mi sufrimiento.

Puedo elegir de qué color lo pinto.

Y lo pinto de azul celeste para el alma que se recupera.

Y lo coloreo de verde esperanza para llenar esa soledad que me dejaste.

Y elijo el rosa para esas mañanas grises que no me gustan.

Y el naranja, mi preferido, para ponerlo color a tus recuerdos.

Porque el destino colorea mi vida a su antojo,
pero YO tengo el poder de cambiarle los colores.

Dedicado a Nuestros Hijos que cada día nos ayudan a elegir nuevos colores. A todos los padres, familiares y amigos que transitan por el camino de la esperanza. Y en especial a los Padres de Renacer porque entre todos me habéis enseñado a cambiar mi paleta de colores.

Rosa, mamá de Alba.

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