De la noche oscura hacia la luz

Todos atravesamos en determinados momentos de nuestra vida una época de tristeza, conflictos, pérdida, frustración o fracaso que nos transforma hasta el extremo, que cabe denominarla Noche Oscura del Alma. No es extraordinaria ni rara, aunque comporta sufrimiento y a la vez descubrimiento. Son oportunidades para transformarse desde el interior de uno mismo, elimina todo lo superfluo de nuestra vida y nos ayuda a comenzar de nuevo.

Nuestra tarea no consiste en resolver esa Noche Oscura, si no en permitir que ésta nos enriquezca. Tenemos que renunciar a querer controlarlo todo, rendirnos ante lo desconocido y agudizar el oído para percibir cualquier señal que nos permita comprender lo que nos sucede. Esto requiere una respuesta Espiritual, así que tomémosla como un período de transformación.

Esta travesía nocturna puede producir una sensación carente de significado, forma y dirección. Esta oscuridad, en la que nos encontramos, forma parte del proceso de la vida, podemos sentir la esperanza, aunque sea mínima, de que la vida sigue adelante, aunque no tenemos ni idea hacia dónde nos dirigimos.

Es una etapa en la que se debe esperar y confiar. Déjate llevar, no trates de ponerle fin, no trates de analizarla ni superarla, el estar triste, sufrir, sentirse perdido es importante, forma parte de la vida humana.

Para conseguir una sensación de bienestar tienes que brillar, pero que ese brillo no sea superficial, puede encontrarse en un lugar profundo de tu interior, oscuro, sí, pero que posee tu propia luz.

La mejor forma de afrontar esa noche Oscura del Alma, es dejar que ésta te haga luminoso, no iluminado, sí translúcido. Sabemos que esta noche es dolorosa, desalentadora y angustiosa, pero en la oscuridad verás cosas que no podrás ver a la luz del día.

Cuando dejemos que la vida fluya a través nuestro descubriremos una calma y un coraje que no hubiéramos experimentado jamás.

Si miramos a nuestro pasado veremos cómo hemos vencido momentos difíciles, donde pensábamos que no podíamos sumar los traumas, los dolores y, sin embargo, pasado los años nos sorprenderemos. De igual forma también podemos trascender el momento tan doloroso que vivimos ahora. No importa el tiempo y sabemos que cada uno tiene su tiempo, pero se consigue y lo vamos descubriendo a través del mensaje de Renacer y de la ayuda mutua entre nosotros.

Estoy intentando convencerme que la vida tiene sentido bajo cualquier circunstancia. Confiemos en que mañana será mejor que hoy y en cualquier momento, cada uno a su tiempo, nos llegue la aceptación y a su vez algo de calma.

Viktor Frankl dice: “Cuando no podemos cambiar una situación la única salida es cambiarnos a nosotros mismos.”

Sólo es cuestión de actitud, de aceptar lo malo y apreciar lo bueno. Todo irá bien porque la vida no nos permite rendirnos. Pensábamos que esto sólo les pasaba a los demás.

Un modo de saber que todo irá bien es contar con personas valiosas, cálidos abrazos y un amor sin fronteras, tener en quién apoyarnos, en encontrar abrigo para los miedos y energía para cuando las fuerzas y la motivación fallan.

A veces nosotros solos no podemos y saber que a través de las palabras y el afecto de que pase lo que pase estaremos acompañados – eso no tiene precio y es así cuando estamos dando lo mejor de nosotros, es donde se cumple y realiza la ayuda mutua.

Juntos somos más grandes, más seguros, mirando hacia un mañana donde el dolor no desaparezca, pero sí se suaviza, llegue la calma y experimentamos esa Dulce Nostalgia.
Después de esta travesía nocturna hay una luz que resplandecerá, sólo depende de nosotros cómo vivir esta vida.

Ese es el esfuerzo de ponerse en pie y dar mi mano al otro ser que sufre y a la vez mi propio dolor vaya desapareciendo.

Esos son los caminos luminosos de los que hablamos.

 

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