Un viejo relato Jasídico cuenta que los ángeles lloran cuando un alma entra en un cuerpo físico al nacer éste, y que se alegran cuando regresa a las esferas celestiales tras la «muerte».
Es una manera muy diferente de ver la vida ¿no es cierto?
Solemos concebir nuestras vidas como líneas rectas que comienzan en el nacimiento y terminan en la muerte. Y cuanto más larga sea la línea, mejor. En la tradición de los indicios americanos, por su parte, la vida se concibe como un círculo. Ya sea grande o pequeño, la muerte señala su conclusión, más que su destrucción.
En una leyenda de los indios navajos la vida humana se compara con una hermosa alfombra tejida. Cuando se ve desde la parte inferior, la que está en contacto con la tierra, parece que la alfombra está compuesta de formas aleatorias y de cabos sueltos. Pero cuando se ve desde la parte espiritual, todos los hilos oscuros y las puntadas en zigzag forman parte integral de un magnífico dibujo.
Autor: Joan Borysenko.