Cuidarnos, sobre todas las cosas

Prácticas Saludables Durante el Duelo por la Pérdida de un Hijo

La pérdida de un hij@ es una de las experiencias más dolorosas que un ser humano puede enfrentar y su duelo puede que sea uno de los más complejos.

Podemos definir el duelo como una respuesta emocional natural ante la pérdida de un ser querido. Es un proceso que se manifiesta de diversas formas, tanto a nivel físico como emocional. Pero acotar las características del duelo es imposible, ya que hay infinitas formas de transitar por el camino del duelo. Tantas como seres dolientes que sufrirán en algún momento de su vida una significativa perdida.

El duelo es un camino que comienza con la perdida y que termina con su integración en nuestra nueva realidad. Y recorrer ese camino tiene muchas vías, todas aptas y transitables, siempre que nos ayuden a avanzar. La que yo elija no tiene porque ser la tuya. Nadie mejor que tú sabe que camino es el más adecuado para tus circunstancias personales.

El Duelo: Un Proceso Complejo

Seguro que a estas alturas de tu camino personal de gestión de la perdida de tu hij@ has leído o escuchado que el proceso del duelo tiene una serie de fases que han reflejado diversos psicólogos y psiquiatras. Y seguro que has sentido que muchas de esas fases ya las has transitado. Otras no han surgido todavía, y algunas reaparecen como el Guadiana cuando menos te lo esperas.

Para mí no solo son importantes esas fases que queremos reconocer con impaciencia en nosotr@s mism@s. Igual de importantes son las tres etapas que recorremos en el camino de integración de la perdida, y en las que el duelo es muy diferente en cada una de ellas: Sobrevivir, Estabilizar y Renacer.

Las técnicas y prácticas que utilicemos en nuestro duelo dependerán del momento en el que nos encontremos. No necesitaremos lo mismo los primeros días que pasados unos años.

Sobrevivir

El segundo después de que se fueran nuestr@s hij@s nos arrasó un tsunami. Y en ese mismo momento comenzamos a sobrevivir, a limitarnos a respirar, a tener los sentidos constantemente puestos en una única cosa, la muerte de nuestr@ hij@. El resto del mundo se queda en stand by. Vemos, escuchamos, sentimos pero inmersos bajo toneladas de sufrimiento. Experimentamos síntomas físicos provocados por la ansiedad del trauma que no podemos controlar y que incluso pueden llevarnos a urgencias. Todo pasará.

Cuidar de Ti Mismo:

Durante el duelo, es esencial cuidar de tu salud física y emocional. Los primeros tiempos, que pueden ser días, semanas o meses, nos olvidamos que para sobrevivir es esencial cuidar nuestro cuerpo y nuestra mente.

En esta primera fase la mente quedará en un segundo plano, pero debes obligarte a dedicarle las pocas fuerzas que te quedan en dormir lo suficiente y alimentarte. Si necesitas ayuda para dormir, acude a tu médico de cabecera y confía en su criterio. Es esencial descansar para ir centrando la nueva realidad a la que te vas a enfrentar.

Puede que duermas en exceso. No te sientas culpable en estos primeros momentos de pasar la mayor parte del tiempo durmiendo o languideciendo. Haz lo que necesites.

Come a placer. No te preocupes si tu cuerpo solo pide determinados alimentos, ya habrá tiempo de restablecer una dieta sana y saludable. Ahora lo esencial es que te alimentes, que tengas fuerzas para todo lo que queda por delante. Intenta respetar horarios razonables de comidas y si no tienes ganas de cocinar pide ayuda. Seguro que a tu alrededor hay alguien que está deseando cuidarte.

Cuando estés un poco mejor. Cuando el tsunami empiece a relajarse, intenta establecer una rutina diaria que puede darte una sensación de estabilidad y control en este período de gran incertidumbre. Nunca aprecie tanto el volver a hacer las camas, el retomar ir a comprar o salir a caminar. No solo eran indicativos de que estaba sobreviviendo, sino que fueron hitos del gran trabajo que es volver a ponerse en pie.

Permitirse sentir:

Es fundamental permitirse sentir todas las emociones que surjan, sin juzgarlas ni reprimirlas. La tristeza, la ira, la culpa y la confusión son emociones normales en el duelo. Durante esta fase, pero también en las siguientes, todas estas emociones vendrán a oleadas, intercambiándose e incluso superponiéndose. Es como si fueran réplicas del tsunami que hay que dejar salir.

Estabilizar

Y llega un día en el que te descubres nadando. Ya no te limitas a flotar y sobrevivir, sino que quieras llegar a algún sitio. No sabes bien a donde, pero tienes claro que hay que seguir. Para mí esta fase es la estabilización. Ahora eres capaz de respirar con cierta calma, aunque las oleadas siguen viniendo.

En este momento puede ser de gran ayuda hablar con personas de confianza, como familiares, amigos o un terapeuta. Compartir tus sentimientos con otros puede aliviar la carga emocional y hacerte sentir menos sol@. También te encontraras con gente que no aportara, que ninguneara tu sufrimiento, que creerá que tienes que estar bien ya. Cuidarse es también apartarte de lo que no te ayude a avanzar. No te preocupes, otras personas vendrán a tu vida a sumar y a sujetarte en tu dolor.

Unirse a un grupo de apoyo:

Los grupos de apoyo ofrecen un espacio seguro para compartir experiencias y emociones con otras personas que están pasando por un duelo similar. El contacto con otras experiencias similares a la tuya puede darte un empujón en este camino del duelo. Tendrás la posibilidad de encontrar información de primera mano sobre las diferentes formas que hay de superar el sufrimiento del duelo.

Ahora que el tsunami pierde fuerza y el físico está protegido, puedes empezar a centrarte en mente y en alma. Incluye en tu rutina diaria Técnicas de Relajación como la meditación, la respiración profunda y el yoga que reducirán tu estrés y ansiedad.

Reserva tiempo para trabajar sobre la perdida, sobre la transformación del dolor, sobre el duelo, sobre la vida después de la muerte, a través de la literatura, el cine, la música… Trabaja tus emociones desde aplicaciones artísticas como la pintura, la escultura, el psicoteatro, etc.

Rituales:

Los rituales son momentos de despedida y de unión. Te van a permitir ir trabajando la ausencia y la perdida. Puedes compartirlos y hacerlos junto el resto de la familia y amigos, o en exclusiva intimidad. Podrás decir en ellos todo aquello que te falto por contar a tu hij@ y solo con expresarlo tendrás la sensación de que él o ella ha estado escuchando al otro lado. Desde un funeral a un picnic en su lugar favorito son excelentes ideas para compartir su partida.

Sal a la naturaleza:

Pasea y respira en ambientes que te permitan conectar con tu trabajo interior. Si estas preparad@ para estar sol@ busca la soledad en esos paseos. Dialoga con tu hij@, no dejes de hablar y compartir todo con él o ella. Un paseo por el bosque o por la playa te permitirá grandes conversaciones.

Escribe, aunque no sepas:

Descarga en un folio o en el ordenador todo lo que se te ocurra. Llevar un diario durante el duelo puede ser muy terapéutico. Y si te atreves, comparte lo escrito, de forma íntima o privada. Lo que escribes puede que ayude a alguien que acaba de pasar por una partida similar.

Renacer

Esta es la fase de integración de la perdida. En la que asumes que el dolor puede acompañarte de una forma serena, dándose la mano con el amor que experimentaste con tu hij@. Que el sufrimiento se ha transformado y ahora no está en tu día a día. Empiezas a sentir a tu hij@ desde otros planos. Te fijas en detalles, en señales, en mensajes que seguramente siempre estuvieron, pero desde el sufrimiento no captabas.

Y el mar vuelve a la calma. Y te gusta hasta el paisaje que ha quedado. Que te vuelves a reír y que tienes que empezar a descubrir como eres después de este renacimiento. Para ello debes seguir cuidándote, y dejando que te cuiden por encima de todas las cosas. Tienes que seguir con todo aquello que te ha venido bien durante tu duelo.

Homenaje a:

En esta fase en la que en tu día a día ya no está el sufrimiento, puedes empezar a honrar el paso de tu hij@ por esta vida. Dejar constancia de que sigue en tu presente, y que el futuro también será de su mano. Los homenajes pueden ser diversos, un viaje en su honor, una canción que le recuerde, una reunión con sus amigos,…

Estas fases que hemos ido analizando no son estancas ni permanentes. Podemos surfear entre ellas, y en ocasiones volver a sentir que estamos sobreviviendo o estabilizando cuando creíamos que ya habíamos renacido. Un aniversario, un viaje o algún problema de salud nos vuelven a poner en la cresta de la ola. Pero ahora ya sabes el camino, sabes que se puede recorrer, que no estás sol@ y que much@s estaremos dispuest@s a traerte a la orilla que ya conoces.

Resumen

En esta reunión puede salir una guía detallada y sensible sobre cómo afrontar el duelo por la pérdida de un hijo para futuros integrantes. Reconociendo siempre la complejidad y singularidad de cada experiencia de duelo, enfatizando la importancia de cuidar de uno mismo: 

  • Se pone de relieve la necesidad de atender tanto las necesidades físicas como emocionales, incluyendo el descanso, la alimentación, la actividad física y la búsqueda de apoyo social.
  • La diversidad de las experiencias de duelo: Se reconoce que cada persona vive el duelo de manera única y que no existe una forma «correcta» de hacerlo.
  • La importancia de permitirse sentir: Se alienta a expresar todas las emociones que surjan, sin juzgarlas ni reprimirlas.
  • La utilidad de las técnicas de relajación y expresión creativa: Se sugieren diversas herramientas para gestionar el estrés y el dolor emocional, como la meditación, la escritura y las artes.
  • El valor de los grupos de apoyo: Se destaca la importancia de compartir experiencias con otras personas que están pasando por un duelo similar.
  • La necesidad de honrar la memoria de nuestr@s hij@s.