Aceptar el fallecimiento de nuestros hijos es una de las cuatro tareas del trabajo de duelo (1), a saber:
- aceptar la realidad de la pérdida,
- reconocer y trabajar las emociones,
- adaptarse a un mundo en el que el ser querido está ausente,
- recolocar emocionalmente al ser querido y continuar viviendo.
Los padres y madres que conformamos Renacer nos encontramos en diferentes momentos de la elaboración del duelo. En algunos casos la pérdida es muy reciente, en otros hace algunos meses o incluso años. Nuestras experiencias son distintas. Puede que hayamos realizado una terapia de duelo previamente en un Centro de Escucha, o que lo estamos haciendo simultáneamente con las reuniones de Renacer, o que hayamos descartado ese recurso.
En cualquier caso, es llamativo que la primera tarea del duelo sea aceptar la partida de nuestro hijo. Parece más bien, en los momentos iniciales del duelo, un mero reconocer o no negar que nuestro ser querido ya no está físicamente con nosotros, o sea un aceptar en minúsculas.
Podríamos incluso pensar que no es posible llegar a aceptar el fallecimiento de nuestro hijo, que no podamos aspirar a otra cosa que no sea resignarnos ante este hecho. Sin embargo, la resignación nos hará sufrir, ya que seguimos esperando que la situación sea de otra forma y no como es en la actualidad. Cuando me resigno ante la muerte de mi hijo, sufro por ello, me siento enfadado con la vida y con el mundo. Durante un tiempo limitado esta actitud es normal, pero puede llegar a convertirse en un proceso duradero y presente en la vida de aquella persona que no llegue a aceptarlo nunca.
Sin embargo, cuando aceptamos, asumimos la realidad sin pretender cambiarla, sin sufrir por ella y eso nos permitirá seguir proyectándonos en la vida, buscando mejores opciones por otro camino. Dejo de pelearme con el pasado ya que el pasado no se puede cambiar.
Pero ¿cómo puedo llegar a la aceptación plena, a la aceptación con todas sus connotaciones, a la ACEPTACIÓN en mayúsculas, que viene siendo la meta de nuestro trabajo de duelo englobando todas las tareas, y que nos aportará luz, tranquilidad y paz?
En Renacer nos enfocamos no tanto en lo que nos ha pasado sino en cómo afrontamos lo que nos ha pasado dándole un sentido a nuestra pérdida. ¿Para qué estoy viviendo esto?
La partida de un hijo nos da la posibilidad de ser mejores personas, de hacer una transformación interior profunda, trascendiendo nuestro dolor. Nos enfocamos en ayudar al prójimo, desarrollamos la empatía, nos ponemos en el lugar del otro. Nos sobreponemos a nuestro dolor para ayudar a otros padres que están sufriendo. Escuchándolos desde el amor no solo les ayudamos a ellos, al sentirse plenamente comprendidos, sino también a nosotros mismos. Es una ayuda mutua.
Este proceso de trascendencia suele ir acompañado de un despertar espiritual en el que buscamos respuestas, buscamos un sentido a la vida y a la muerte. Son muchos los recursos que nos pueden ayudar en este proceso: libros, charlas, conferencias etc. de reconocidos autores (Kübler-Ross, Emilio Carrillo (2), los doctores Enric Benito, Manuel Sans Segarra, Juan José López Martínez, Luján Comas, Lola Aparicio, …) Nos hablan de la muerte del cuerpo físico, nuestra parte perecedera, pero de la permanencia de nuestra alma, la parte imperecedera, del tránsito del alma del plano terrenal al plano de Luz y de la reencarnación. En palabras de Emilio Carrillo: ‘No somos cuerpos con un alma, somos almas encarnados en un cuerpo pasando por este mundo’.
Comprendemos que nuestros hijos (su energía) siguen con nosotros y se nos devuelve la esperanza, la esperanza de volver a encontrarnos con ellos cuando a nosotros nos toca partir de este plano terrenal.
Dándole un sentido a la pérdida de nuestros hijos, a su vida y al tiempo que estuvieron físicamente con nosotros, llegaremos a la plena aceptación. A partir de allí nos toca a cada uno de nosotros encontrar un sentido a nuestra vida, honrando a nuestros hijos. Como dice Victor Frankl: ‘A pesar de todo, sí a la vida’.
Preguntas:
- ¿Crees que es posible llegar a aceptar plenamente el fallecimiento de tu hijo/a?
- ¿En caso afirmativo, qué recursos te han ayudado, o crees que te podrían ayudar, en este proceso?
- ¿Crees que la espiritualidad puede ayudar a dar un sentido al fallecimiento de tu hijo/a?