En Renacer Madrid hemos dedicado una de nuestras reuniones a reflexionar juntos sobre las fechas especiales tras la pérdida de un hijo o hija, a partir de un texto de nuestra compañera Pilar López de Madrid, que os dejamos al final de esta entrada.
Esos días señalados en el calendario —como su cumpleaños, el aniversario de su partida, Navidad o cualquier otro momento que conecte con su vida— suelen despertar una oleada de emociones difíciles de anticipar. Para algunos, son días luminosos de recuerdo y conexión. Para otros, una sombra que se extiende mucho antes de que llegue la fecha. Y para muchos, una mezcla impredecible de todo esto.
Cada madre y padre vive esas fechas de una manera distinta, y eso quedó claro en nuestro encuentro. La esperanza es que con el paso de los años aprendemos a habitarlas con menos dolor y más amor, pero en los primeros años se convierten en días muy duros, incluso más difíciles que al principio, porque se hacen más reales y más definitivos.
Es normal no saber bien qué hacer cuando se acerca uno de esos días: “Me paraliza. No sé si quiero hacer algo, si quiero huir, si quiero hablar o callar”.
Lo más importante que se puso sobre la mesa fue que no hay una forma correcta o incorrecta de vivir estos días. El duelo es un camino personal, y así también lo son los rituales, decisiones y emociones que surgen en torno a fechas importantes.
Entre el dolor y el homenaje
Para muchos padres y madres, preparar algo especial en esas fechas les ha ayudado a reconectar con su hijo o hija desde el amor. Nos puede ayudar encender una vela, escribir una carta, preparar su comida favorita o escuchar una canción que nos recuerde a ellos y a ellas. También puede ser un homenaje especial ir al cementerio, soltar un globo, plantar una flor o simplemente quedarse en silencio, sintiendo su presencia en el corazón.
Algunos padres y madres han encontrado consuelo en hablar de su hijo o hija con otras personas ese día, como una manera de mantener viva su memoria y recordarse a sí mismo que el amor no muere.
En cambio otros eligen no hacer nada especial, porque el dolor es tan grande que sienten que es mejor dejar pasar el día como uno más, sin expectativas ni rituales. Porque los tienen presentes cada segundo, cada minuto, no solo en las fechas especiales. Y eso también está bien.
La soledad frente al entorno
Una parte especialmente dolorosa para muchos es la reacción del entorno. Algunos padres y madres sienten que, mientras para ellos esa fecha marca un antes y un después, para los demás es un día cualquiera. “Nadie me llamó”, dijo una madre. “Y dolió más que otras veces”. Son fechas en las que agradecemos cuando alguien cercano nos envía un mensaje, nos pregunta cómo estamos o recuerda a nuestro hijo o hija.
También surgieron experiencias de incomprensión, frente a eso, en Renacer recordamos siempre que no estamos solos. Que compartir con quienes han vivido lo mismo abre un espacio de comprensión profunda, sin necesidad de explicaciones.
Planificar o dejar que fluya
La planificación puede ser una herramienta para reducir la ansiedad ante una fecha significativa. “Saber lo que voy a hacer ese día, aunque sea quedarme en casa viendo una película, me da calma”, compartió un padre. Para otros, en cambio, es más fácil dejar que el día fluya, sin anticiparlo demasiado, para no generar más presión emocional.
Sea como sea, darse el permiso de elegir cómo vivir ese día fue una reflexión común. “No le debo a nadie celebrar ni esconderme”, dijo una madre. “Lo que necesito en cada momento es lo que vale”.
Una oportunidad para cuidarnos
También se habló de cómo cuidarnos en esos días. Para algunas madres, ese cuidado implica estar rodeados de personas que les quieren. Para otras, darse un espacio de soledad y recogimiento. Hay quienes encuentran consuelo en la naturaleza, en el arte, en la escritura. Y también quienes aún están buscando la manera de cuidar de sí mismos cuando llega ese día.
Lo importante, coincidimos, es no juzgarnos por cómo nos sentimos ni por lo que decidimos hacer o no hacer. Porque el duelo no es lineal, y lo que funciona un año puede no servir al siguiente. Lo que hoy nos ayuda puede ser lo que mañana nos duela. Y está bien así.
Compartir para sanar
La reunión terminó con un sentimiento compartido: hablar entre nosotros de estas fechas, de lo que nos pasa, nos alivia.
Afrontar las fechas importantes es uno de los retos más difíciles de la integración de la pérdida de nuestros hijos e hijas, pero también puede convertirse —con el tiempo y con amor— en una forma de honrar su vida. No desde el dolor solitario, sino desde el vínculo profundo que nos une como madres, padres y hermanos.
Y así, en medio del dolor, nace también el agradecimiento: por poder decir sus nombres en voz alta, por poder llorar con otros, por recordar que, aunque no estén físicamente, siguen siendo parte de nuestra historia, en la que su amor se ha convertido en nuestro motor.
Cómo afrontar las fechas especiales
De Pilar López de Madrid
El fallecimiento de un ser querido supone un proceso muy doloroso, pero hay determinadas fechas como su cumpleaños o su partida que suponen una montaña rusa emocional sobre todo si no se ha procesado totalmente su pérdida.
Lo normal es que surjan emociones contradictorias, como tristeza por la pérdida, culpa por haber deseado cosas pendientes o incluso paz al honrar la memoria de quien partió. Comprender que existen diferentes maneras de sobrellevar el duelo es fundamental tanto para quienes lo experimentan como para su entorno.
Cada cultura lo hace a su manera, hay quienes encienden velas, otros visitan el cementerio y otros simplemente guardan silencio. Los rituales proporcionan un espacio donde procesar la pérdida y mantener vivo el recuerdo de nuestro ser querido y brindando consuelo y lazos con familiares y amigos. Nos intentan transmitir el mensaje de que no estamos solos en el dolor.
Hay herramientas que pueden ayudarnos como por ejemplo escribir una carta, es una manera de desahogar emociones, otra forma puede ser hablar sobre nuestro ser querido, es sanador y facilita el procesar la pérdida.
También es muy importante dar paso a las emociones sin juzgarlas, es fundamental permitirnos sentirlas, ya que reprimirlas puede dificultar la recuperación emocional.
Como algo normal cabe destacar que en estos días especiales hay un incremento del dolor y de la tristeza, y no existen formas correctas o incorrectas de sentirlo, cada persona lo vive a su manera y todo es válido.
Para algunos estas fechas pueden ser una oportunidad para reconectar con los felices recuerdos y celebrar la vida de la persona que ya no está, y para otros puede ser un recordatorio doloroso de la ausencia, entender que ambos sentimientos son normales y válidos es el primer paso para la aceptación y manejo de estas emociones.
Otro aspecto que puede reducir la ansiedad es anticipándose a la llegada de esa fecha y planificando cómo quieres pasar ese día…en cualquier caso no hay una respuesta única y se debe elegir lo que nos haga sentir más cómodos.
En cualquier caso, planificando con antelación se puede minimizar el estrés y sentirte más preparado para las emociones que puedan surgir.
También puede resultar útil comunicar los planes a las personas cercanas, ya que la anticipación y claridad pueden aliviar el peso emocional de estos días.
Algo que también puede ser de utilidad es participar en un grupo de Apoyo con personas que han pasado experiencias similares y sobre todo encontrar un espacio donde puedas sentir las emociones sin sentirte juzgado.
En definitiva, afrontar fechas importantes es un desafío profundo, pero también puede ser una oportunidad para honrar su memoria y cuidarte a ti mismo. Permitirnos sentir y procesar las emociones, recordando siempre que cada proceso de duelo es único y válido. Con el tiempo, estas fechas podrán convertirse en momentos significativos de reflexión y conexión, en lugar de ser una fuente de dolor.
No hay un camino correcto o incorrecto para sobrellevarlo y está bien probar diferentes estrategias para encontrar lo que funcione para uno mismo. La sanación lleva tiempo y cada pequeño paso cuenta en este viaje hacia la aceptación y la paz.
- ¿Cómo te has sentido en fechas especiales desde la pérdida?(¿Qué emociones predominan? ¿Sientes cambios cada año?)09
- ¿Hay algún ritual o gesto que te haya ayudado a sobrellevar ese día?
- ¿Cómo reacciona tu entorno ante estas fechas? ¿Sientes acompañamiento o incomprensión?
- ¿Has intentado planificar con antelación alguna de estas fechas? ¿Cómo te ha funcionado?
- ¿Hay alguna carta, recuerdo o palabra que te ayude a sentirte más cerca de tu hijo/a en ese día?
- ¿Cómo imaginas que podrías cuidar mejor de ti en la próxima fecha significativa que se acerque?