Los hijos que siguen aquí

Cuando una familia atraviesa la muerte de un hijo o de una hija, asumimos que el dolor de los padres y madres es inmenso, pero no es el único: también los hermanos y hermanas que sobreviven cargan con una experiencia vital que les marca para siempre. A menudo, ellos se convierten en los grandes olvidados de este proceso.

En Renacer Madrid sabemos que la muerte de un hermano/a merece un espacio propio, con su voz, su mirada y sus tiempos.

El camino vital tras la pérdida de un hermano

Los hijos e hijas supervivientes viven una realidad compleja. Por un lado, han perdido a alguien que era parte de su vida cotidiana: compañero de juegos, de secretos, de peleas y de sueños. La relación fraterna es única y difícil de reemplazar. Pero, además, suelen encontrarse con que su duelo queda en segundo plano frente al dolor tan visible de los padres.

Durante el proceso de integración de la pérdida de un hermano o hermana pueden aparecer emociones, sensaciones y experiencias comunes:

  • Sentirse relegados. Piensan que sus emociones no tienen tanta importancia porque “los que más sufren son los padres”.
  • Asumir el rol de cuidar. Quieren proteger a sus progenitores, no hacerles daño, incluso esconder sus propias lágrimas para no añadir más peso a la tristeza familiar.
  • Confusión emocional. Pueden experimentar rabia, miedo, celos hacia la atención que se centra en el hermano que ya no está, o una sensación de vacío difícil de nombrar.
  • Culpa. Muchos se preguntan por qué ellos siguen vivos y su hermano no.
  • Soledad. A menudo sienten que nadie entiende lo que están viviendo, ni en la familia, ni en el colegio o en el trabajo, ni entre los amigos.

Todo esto convierte al camino que recorren los hermanos en un proceso especialmente vulnerable y, al mismo tiempo, poco reconocido socialmente.

Un espacio para ellos

Una de las hermanas de Renacer Madrid, Sheila Echegaray Gallego, consciente de la necesidad de compartir las singularidades de la pérdida de su hermano Sergio, comenzó a gestar la idea de unir a hermanos y hermanas que buscan respuestas en su camino de transformación tras la trascendencia de sus hermanos.

En este grupo encuentran:

  • Un lugar seguro para hablar sin filtros. Aquí no tienen que cuidar lo que dicen ni esconder lo que sienten.
  • Conocer a otros iguales que han vivido lo mismo. Ya no son “los únicos”. El simple hecho de verse reflejados en otros les aporta alivio y pertenencia.
  • Acompañamiento respetuoso. No se trata de dar consejos, sino de escucharse, compartir experiencias y apoyarse mutuamente.
  • Recursos para crecer con la herida. Descubren que el dolor puede transformarse en aprendizaje y en una forma distinta de vincularse con la vida y con su hermano o hermana ausente.

Este espacio no sustituye a la familia o a la terapia, ni pretende minimizar el sufrimiento de los padres, sino dar valor y dignidad al proceso que realizan los hermanos para integrar su pérdida.

¿Por qué es importante este grupo?

Porque cuando un hermano se marcha, no desaparece solo una persona. Se tambalean las referencias, la identidad y el equilibrio de toda la familia. Los hijos supervivientes necesitan saber que su dolor también importa, que no están obligados a ser fuertes todo el tiempo y que tienen derecho a vivir su pérdida con autenticidad.

El grupo de hermanos en Renacer les ofrece la oportunidad de:

  • Reencontrarse con su propia voz. Expresar lo que quizá nunca han podido decir en casa.
  • Honrar la memoria de su hermano o hermana. Hablar de recuerdos, anécdotas, sentimientos y mantener vivo ese vínculo.
  • Compartir herramientas. Aprenden de otros cómo sobrellevar fechas significativas, cómo gestionar la tristeza o cómo responder cuando alguien les hace preguntas incómodas.
  • Sentir esperanza. Descubren que, aunque la vida ya no será la misma, es posible seguir adelante y construir una existencia con sentido.

Testimonios que inspiran

Muchos de los jóvenes que han participado en este grupo nos cuentan que, por primera vez, se han sentido comprendidos de verdad. “Aquí no tengo que explicar demasiado, todos sabemos lo que significa perder a un hermano”, comenta una de las hermanas. Otro de los integrantes comparte: “Me da paz hablar de mi hermana sin miedo a que alguien cambie de tema”.

Estas experiencias refuerzan nuestra convicción: los hermanos también necesitan un lugar para sanar y crecer.

Un camino compartido

En Renacer Madrid creemos que cada miembro de la familia tiene derecho a su propio proceso. Cuando los hermanos encuentran un espacio donde ser escuchados, no solo se fortalecen ellos: también se alivia y enriquece el camino de toda la familia.

Invitamos a todos los padres y madres que forman parte de nuestra comunidad a ofrecer a sus hijos supervivientes la posibilidad de unirse a este grupo. Y a los propios hermanos, a animarse a dar este paso: el de compartir con otros lo que duele, lo que confunde y lo que también puede transformarse en esperanza.

El camino de la pérdida fraterna es real, profundo y merece toda la atención. Los hermanos no solo “siguen aquí”: están construyendo su vida con una ausencia que les acompañará siempre. En Renacer Madrid creemos en ellos, en su resiliencia y en su capacidad para transformar el dolor en amor que permanece.

Nuestro Grupo de Hermanos está abierto para todos los que necesiten este espacio. Porque nadie debería transitar esta experiencia en soledad.

Si quieres contactar con el grupo de hermanos te dejamos el Instagram de Sheila Echegaray. También puedes contactar con ella a través del correo electrónico que puedes consultar desde aquí.

Lee más artículos del Grupo de hermanas/os desde aquí.