No todos vuelven por Navidad

Cerramos el año con una reunión que aún nos resuena en el pecho. Fue un encuentro distinto, cargado de simbolismo, de raíces, de memoria y de un propósito compartido: volver a acercarnos a la Navidad sin miedo, sin presión y, sobre todo, sin renunciar al amor que sentimos por nuestros hijos e hijas. Queríamos explorar caminos nuevos para reconectar con estas fechas que tantas veces nos duelen, pero que también pueden ser un puente hacia una luz que creíamos perdida.

Este encuentro no lo hubiéramos podido vivir sin la guía de tres madres valientes: Alexandra, mamá de Juanes; Vivi, mamá de Diana; y Luz, mamá de Mary, quienes moderaron la sesión con sensibilidad, calidez y una profunda conexión con las tradiciones de su tierra: Colombia. Gracias a ellas, descubrimos otra manera de mirar diciembre, otra forma de honrar a nuestros hijos y otro modo de permitirnos un pequeño renacer interior.

Al final os dejamos el texto sobre el que trabajamos y las frases de la dinámica que compartimos.

La Navidad: un tiempo para detenernos y recordar

Empezamos reflexionando sobre el significado profundo de la Navidad. No como una fecha comercial ni como una sucesión de compromisos sociales, sino como un tiempo de recogimiento, de luz en medio de la oscuridad, de posibilidad de recomenzar.

Recordamos que esta celebración simboliza el nacimiento, la fragilidad que se vuelve fuerza, la oportunidad que surge incluso en los momentos más difíciles. Nos hizo bien escucharnos y darnos permiso para interpretar la Navidad desde un lugar más íntimo, más humano, más real. Porque aunque nuestras historias están atravesadas por la ausencia, también lo están por el amor. Y ese amor sigue siendo capaz de alumbrar.

Pudimos conocer de primera mano, las tradiciones colombianas que giran en torno a la Navidad y seguro que algunas llegarán a muchos de nuestros hogares este año. Tradiciones festivas que empiezan a primeros de diciembre con las Velitas, donde las familias encienden faroles y velas para recibir la Navidad con esperanza. Nosotros también tuvimos nuestro farol como presente de nuestras anfitrionas que iluminará nuestra casa el día 24.

Siguen las Novenas, encuentros diarios del 16 al 24 de diciembre en los que se reza, se canta y se comparte comida típica como natillas, buñuelos y arequipe.

El Año Viejo colombiano: soltar para seguir caminando

Después pasamos a la primera dinámica, inspirada en una tradición profundamente arraigada en Colombia: el Año Viejo. Allí, cada diciembre se construye un muñeco que representa lo que se quiere dejar atrás —dolores, cargas, miedos, etapas cumplidas— y se quema como símbolo de cierre y renovación. Es una celebración alegre, participativa y profundamente comunitaria, donde la unión familiar y la gratitud ocupan el centro.

Nosotros adaptamos esta costumbre a nuestro propio camino. Escribimos, cada uno, aquello que necesitábamos dejar atrás antes de que terminara el año. No aquello que “deberíamos” soltar, sino lo que el corazón nos pidió soltar de verdad. Lo escribimos en silencio, con respeto por nuestra historia y con un abrazo invisible de nuestros hijos e hijas acompañándonos en cada palabra.

Cuando encendimos la hoguera simbólica y vimos arder esos papeles, sentimos algo difícil de poner en palabras. No se trataba de olvidar —no queremos ni podemos hacerlo— sino de reconocer que podemos aligerar el peso para poder avanzar.

Algunos liberaron culpa.
Otros liberaron expectativas.
Otros liberaron miedo, rabia o agotamiento. Lo hicimos juntos, acompañándonos, sosteniéndonos en comunidad. Y en ese gesto, tan sencillo y a la vez tan profundo, descubrimos que también nosotros podíamos renovarnos.

Nuestros propósitos para el año nuevo

La segunda parte de la dinámica fue diferente, más luminosa. Después de dejar atrás lo viejo, escribimos nuestros propósitos para el año nuevo. No desde la exigencia ni desde la presión, sino desde el deseo auténtico de seguir creciendo como padres, como personas y como familias que siguen honrando a sus hijos.

Algunos propósitos hablaban de:

  • Cuidarnos más.
  • Otros de permitirnos descansar.
  • Otros de recuperar pequeñas rutinas que daban paz.
  • Otros de seguir construyendo espacios donde el amor por nuestros hijos siga presente cada día.

Fue un ejercicio de esperanza, de posibilidad y de compromiso con nuestra propia vida.

Frases para el alma

Luego llegó un momento muy especial: las frases para el alma. Nuestras compañeras nos regalaron una frase. Mensajes escogidos con cariño, escritos para tocarnos el corazón y que os dejamos al final de esta entrada. Cada uno sacó una frase al azar, pero no parecía azar. Muchas nos hablaron directamente, como si hubieran sido escritas para ese padre o esa madre en concreto.

Las compartimos en voz alta apareciendo el silencio de la reflexión, dejando que cada palabra encontrará su lugar en nuestro interior. Fue un momento suave, profundo, cargado de sentido. Un recordatorio de que seguimos unidos por algo que trasciende la ausencia: el amor.

Un vídeo que nos abrazó el alma

Para cerrar la reunión, vimos un vídeo con fotos de nuestros hijos en Navidades pasadas. Cada imagen era un tesoro: sus rostros, sus luces, sus sonrisas, sus gestos, sus miradas. Lo vimos juntos, como familia ampliada, sintiendo cómo nuestros hijos e hijas seguían uniendo caminos.

Fue emocionante, sí. También dulce. También difícil. Pero sobre todo fue un regalo: la certeza de que ellos siguen siendo parte de nuestras celebraciones, de nuestros ritos, de nuestra vida.

Nuestro cierre del año: un renacer compartido

Salimos de la reunión con el corazón más sereno y un poco más iluminado. Descubrimos que sí es posible volver a acercarnos a la Navidad, reinterpretarla, adaptarla a nuestro proceso y encontrar en ella un espacio para la luz y el amor. Aprendimos un poco más de las tradiciones de los países hermanos como Colombia y de ese acento especial y esa mezcla de culturas que nos hacen más universales y que en Renacer Madrid tenemos la suerte de poder disfrutar con el crisol de nacionalidades que nos conforman.

Ellos estuvieron con nosotros en cada gesto, en cada palabra, en cada dinámica.
Y nosotros seguimos caminando por ellos, con ellos y gracias a ellos. No van a volver por Navidad, y con eso tenemos que caminar. Pero tras está reunión sabemos que en nuestro presente, en nuestra Navidad siempre estarán ellos. No en ausencia sino en presencia eterna.

Así cerramos el año en Renacer Madrid: juntos, acompañándonos, honrando la memoria y también la vida. Porque, aunque duela, todavía podemos encender pequeñas llamas de ilusión. Y porque nuestros hijos merecen que sigamos intentando ser la mejor versión de nosotros mismos.

Gracias por este año compartido. Seguimos adelante, juntos. Como familia.

Por nuestras hijas e hijos. Sí a la vida.

Texto sobre el que trabajamos: Navidad

La historia de la Navidad está cargada de simbolismos y eventos que han moldeado su significado a lo largo de los siglos. Su nombre proviene del latín «Nativitas», que significa nacimiento.

La navidad desprovista de su contenido religioso está marcada como una ocasión de reencuentro y reconciliación entre familiares y amigos cercanos; nos invita a abrir nuestros corazones y a compartir con nuestros seres queridos; es un momento para conectarnos con lo divino, con nuestra propia esencia, para buscar la paz interior y para irradiar esa paz hacia el mundo que nos rodea.

En términos espirituales, la Navidad simboliza la luz que llega al mundo para iluminar las tinieblas y guiar nuestros corazones hacia la paz interior y la armonía con el prójimo; además la Navidad simboliza la esperanza y la luz en medio de la oscuridad ya que la celebración coincide con el solsticio de invierno en el hemisferio norte marcando el inicio de días más largos y el renacimiento de la naturaleza. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más difíciles existe la posibilidad de un nuevo comienzo, de saber que la luz siempre prevalece sobre la oscuridad y que la esperanza nunca se pierde.

En un mundo banal que celebra siempre lo grandilocuente y lo evidente, donde lo excepcional se convierte en la medida del éxito, la navidad nos recuerda que lo más importante a menudo se encuentra en lo más pequeño, en lo más sencillo, en aquello que pasa desapercibido, nos plantea la pregunta de si, como humanidad, estamos dispuestos a renovarnos, es decir, a reescribir nuestros propios destinos y a redescubrirnos en lo más esencial de nuestro ser. Este tiempo de celebración parece detener el curso incesante de la rutina cotidiana invitándonos a detenernos, mirar hacia adentro y considerar el significado que le estamos dando a nuestra vida y reevaluar si es o no necesario un nuevo comienzo.

La navidad entonces, se convierte en un momento propicio para pensar sobre el ciclo de la existencia, sobre cómo cada día, cada año, nos brinda la oportunidad de empezar nuevamente, de reconfigurar nuestra existencia y, tal vez, de reencontrar un significado más profundo en lo que hacemos y en cómo nos relacionamos con los demás.
En la fragilidad del nacimiento, la filosofía nos invita a reconocer que independientemente de nuestros errores y limitaciones y que a pesar de las dificultades y las sombras que a menudo oscurecen nuestro camino, siempre hay espacio para la luz, la esperanza y la transformación y que siempre existirá la posibilidad de renacer mediante la reconciliación con lo divino.

En una sociedad que parece cada vez más enfocada en el progreso material y en una falsa idea banal del éxito, la navidad nos ofrece la oportunidad de desconectarnos de las presiones del mundo y regresar a lo esencial. La fragilidad y humildad del nacimiento nos muestran que lo más importante en la vida no reside en las grandes conquistas sino en los pequeños actos de amor, compasión y dedicación hacia los demás y hacia nosotros mismos. Este tipo de renovación es el que podemos buscar cada año: no sólo un cambio superficial de imagen o de camisa floreada para la cena de nochebuena, sino una transformación interna, una nueva configuración de nuestros valores y nuestras prioridades.

Debemos pensar en el aspecto puntual de la “renovación” conectada fuertemente con el simbolismo del nacimiento como punto de partida para un proceso de cambio interior; pues bien sabemos que la navidad más allá de ser una celebración colectiva se ofrece como un espacio para la renovación personal mediante una invitación a la introspección espiritual. Si entendemos el nacimiento como un símbolo de nuevas posibilidades, cada navidad nos invita a volver a nacer, a empezar de nuevo, a encontrar en nosotros mismos la capacidad de transformar nuestra vida; es una ocasión para revisar nuestra propia existencia y preguntarnos qué aspectos de nuestra vida necesitan ser renovados o qué creencias o actitudes pueden ser transformadas.

Cada nacimiento no solo es el comienzo de una vida puntual, sino el comienzo de una historia, de una intervención en el mundo. La fragilidad de ese inicio es, paradójicamente, su mayor fuerza porque en un contexto donde predominan los valores de poder, éxito y conquista, la natalidad humana- es decir, la capacidad de comenzar una y otra vez- es una fuente de transformación constante.

La navidad, por lo tanto, no sólo celebra el nacimiento de un niño, sino también el renacer de la humanidad en cada uno de nosotros invitándonos a reconocer que en los momentos más sencillos y vulnerables de la vida se encuentra la semilla fundamental de la transformación.

En medio de las festividades y el intercambio de regalos, es esencial recordar que el verdadero significado de la Navidad va mucho más allá de lo material. Nos invita a enfocarnos en el amor incondicional, en la compasión y en la generosidad hacia los demás.

En resumen, el significado espiritual de la Navidad se centra en el amor, es una ocasión para celebrar el nacimiento de Jesucristo, pero también para buscar la conexión con lo divino, practicar la compasión, la generosidad y el perdón, es un momento para renovar la fe y la esperanza y promover la unidad y la paz en el mundo.

Es una celebración que nos invita a dejar lo negativo de lado y a reconciliarnos con la vida; renacer como padres y avanzar en nuestra recuperación, por nuestros hijos, por los del cielo y los de la tierra, por nuestra familia, por quienes nos rodean, pero especialmente por nosotros mismos ya que merecemos vivir dignamente; vivir en armonía con nosotros y con los demás llevando luz y amor a nuestro entorno.

La natalidad es el poder de comenzar algo nuevo, el poder de introducir lo inesperado y de transformar la condición humana.” H. Arendt.

Frases renacer

“Hijo hoy te honro, te recuerdo y agradezco por tu vida; aunque ya no estés aquí, que tu legado ilumine mi camino y tu recuerdo sea la voz que me aconseja siempre en el silencio”.

“Amado hijo, ni la distancia ni el tiempo podrán borrar el lazo tan fuerte que nos une.”

“Mi hijo siempre será parte de mí, está en cada latido, en cada recuerdo, en cada pensamiento.”

“Tu hijo vive en los momentos vividos, en las historias que cuentas y en la forma en que amas.”

«El amor que compartimos es inquebrantable; te honramos con recuerdos y palabras de afecto cada día.»

«Nuestro amor por ti es eterno, un vínculo que trasciende el tiempo y la distancia.»

«Aunque tu tiempo en la tierra fuera breve, el impacto que has tenido en nuestras vidas es inconmensurable.»

«Honramos tu memoria cada día celebrando tu vida y llevando tu espíritu con nosotros.»

«Tu sonrisa ilumina nuestros días, un recordatorio constante del amor que compartimos.»

«Siempre serás mi luz en la oscuridad.»

«Tu risa aún vive en mis recuerdos.»

«No hay distancia ni tiempo que pueda borrar el amor que siento por ti; eres mi hijo hoy, mañana y siempre.»

«Cada estrella que brilla en el cielo me recuerda que tu luz sigue guiando mi camino.»

«Mi amor por ti no conoce final, porque el amor de un padre trasciende la vida misma.»

“El renacer está en nuestras manos, en cada decisión que tomamos para dejar atrás lo que ya no nos hace bien.”

“El renacer no es un destino, es un camino que recorremos día a día con valentía y determinación.”

«No estás solo en este dolor; tu hijo vive en la memoria, en las historias y en el amor que sembró.»

“Su amor ilumina nuestros corazones, es un faro de esperanza que guía nuestro camino.»

«El tiempo no borra, pero enseña a caminar con la ausencia; y en ese andar, el amor se transforma en fuerza.»

“Mi hijo no se fue, solo cambió de lugar, de la tierra al cielo, de mis brazos a mi corazón, de mi vista a mi memoria, de mi presente a mi eternidad”.

“En cada amanecer hay un mensaje: sigues aquí porque tu historia continúa.”

“El amor que sembraste en él, florecerá en otras vidas que toques.”

“Cada día es una nueva oportunidad para reinventarte y comenzar de nuevo.”

“Volver a nacer no significa olvidar, sino aprender y crecer a partir de lo vivido.”

“Cada cicatriz cuenta una historia, pero también es un recordatorio de que has sobrevivido.”

“La vida te da oportunidades para renacer; solo tienes que estar dispuesto a tomarlas.”

“La transformación ocurre cuando decides levantarte de nuevo.”

“Amar es rendir honor a nuestros hijos renaciendo de la mejor manera, como ellos nos pedirían que hagamos.”

“Renacer es aprender a fluir con los cambios, transformarnos y volver a empezar cuando quedamos rotos.”

“No hay palabras que llenen el vacío, pero sí abrazos que sostienen el alma.”

“El amor por mi hijo es eterno; su luz sigue viva en cada recuerdo, en cada pensamiento.”

“No estás solo en este camino; hay corazones que laten contigo.”

“El amor por un hijo no se mide en tiempo, sino en la intensidad con que se siente.”

“Un hijo deja huellas que ni el paso de los años puede borrar.”

“Aunque la ausencia duela, el recuerdo puede ser un refugio.”

“Volver a nacer es encontrar la belleza en el proceso de reconstrucción.”

“Tu nueva historia comienza cuando decides dar el primer paso.”

“El pasado no define tu futuro, solo te prepara para volver a nacer.”

“La vida te da oportunidades para renacer; solo tienes que estar dispuesto a tomarlas.”

“La transformación ocurre cuando decides levantarte de nuevo.”

“Tu historia no termina aquí, siempre hay otra página por escribir.”

“El viaje de mil millas comienza con un solo paso hacia tu nuevo yo.”

«Aunque tu ausencia pesa sobre nosotros, tus recuerdos nos llenan de alegría.»

«Tu partida nos ha dejado un vacío, pero tu espíritu vive guiándonos y protegiéndonos.»

«Renacer nos enseña que no importa cuántas veces hayamos caído, siempre podemos levantarnos y seguir adelante.”

“Renacer es un recordatorio de que somos más fuertes de lo que creemos y de que siempre hay esperanza en medio de la oscuridad.”

“Renacer no significa olvidar el pasado, sino aprender de él y utilizarlo como impulso para construir un nuevo futuro.”

“Renacer es aprender a soltar el pasado, perdonarnos a nosotros mismos y abrirnos a nuevas posibilidades.”

“El renacer es un acto de amor hacia nosotros mismos, un compromiso de cuidarnos y valorarnos en cada paso del camino.”

“Renacer es reconocer que somos capaces de sanarnos a nosotros mismos y de construir la vida que deseamos.”

“Renacer es dejar ir el pasado y abrazar el presente con gratitud y aceptación.”

“Aunque el tiempo no borre la ausencia, puede enseñarte a caminar con ella.”

“El renacer nos enseña que no importa cuántas veces hayamos caído, siempre podemos levantarnos y seguir adelante.”

“El renacer nos permite soltar las cargas del pasado y abrir nuestras manos para recibir las bendiciones del presente.”

“Renacer es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos, una oportunidad para dejar atrás el pasado y abrazar el presente con gratitud.”

“El renacer nos enseña que podemos encontrar la belleza en medio de la adversidad y convertir nuestras cicatrices en fortaleza.”

“Renacer es resurgir de entre las cenizas, como el ave fénix.”

“El dolor es profundo porque el amor lo fue aún más.”

“No es olvidar, es aprender a vivir con lo que falta.”

«La tristeza de tu pérdida nunca se desvanecerá, pero tu amor nos sustenta y nos fortalece.»

“No se trata de lo que perdiste, sino de lo que puedes construir de nuevo.”

“Volver a nacer es un acto de valentía y amor propio.”

“Tu historia no termina aquí, siempre hay otra página por escribir.”

“Hoy no lloro tu ausencia agradezco haberte tenido, el corazón no olvida a quien amó de verdad”.

“Aunque tus pasos ya no suenen en la casa, tu luz sigue iluminando mi camino.»

«No hay adiós para el amor que vive en el corazón.”