Tiempo de mudanza

Nunca estuve preparada para hacer esta mudanza. Yo no quería variar de forma, de lugar o de estado. Y sobre todo no quería que él se mudará.

Pero es el tiempo de dejar ir. Guardando en cajas, perfectamente ordenadas esos recuerdos que ahora serán valiosos tesoros.

Mientras muto y mudo haré limpieza profunda. Desechare todo aquello que fui en el pasado y que no me dejaba amarte en libertad.

Nombraré, rotulare y protegeré cada una de esas cajas, para que no se pierdan, para que no se rompan. Y si me puede el caos de transportar y subir tus cajas, mis cajas, llamaré a algún profesional que me ayude con el trabajo.

Porque mudarse exige todas nuestras fuerzas, no me olvidaré de cuidarme. De cuidarles. De cuidarnos.

Te recibiré en mi nueva casa. En mi nuevo tiempo. Sabiendo que seguimos amándonos, como antes de esta inevitable mudanza. Sin olvidar que ahora nuestra comunicación, en esta nueva vida, es de otra forma, menos directa pero más profunda.

Me gustaba muchísimo la anterior casa, su decoración, sus vistas, su olor, su ruido. Pero empeñarse en no habitar está nueva vida me dejaría en la calle, e igualmente sin ti.